sábado, 20 de junio de 2009

TRABAJO FINAL BATA 4

EL MUNDO DE LA SUPUESTA EQUIDAD, DE MILLONES DE SABIOS
E INTELIGENTES DE LA WEB 2.0 ES POSIBLE QUE LLEGUE A SU FIN
Por Laura Hojman

Jun, 2009- La oleada de participación masiva, circulación de opiniones, noticias, votaciones y páginas personales, blogs o bitácoras o cuasi diarios de las personas y la promesa del desarrollo y expansión de la igualdad social y distribución más justas de ganancias y bienes que llegaron de la mano de la llamada Web 2.0, es posible que tengan sus días contados.
Es innegable, que en un comienzo la aparición de las nuevas herramientas y aplicaciones donde usuarios se convirtieron en desarrolladores y participantes significaron un paso hacia la utilización de esas aplicaciones de acuerdo a sus necesidades y de allí moldearon las ofertas de la industria del sector.
Sin embargo, tal como publicitaron algunas empresas y sectores relacionados, no se concretó el pronosticado ingreso a un "nuevo mundo del conocimiento", de "multitudes inteligentes" y de "millones de sabios", quienes iban a surgir de la participación en la nueva red social.
En apariencia la Web 3.0 que se avecina para el 2010 y será será el gradual recambio de su predecesora, será una red más personalizada, con aplicaciones y usos más prácticos y determinados, tales como servicios, agendas, números útiles, comunicaciones a distancia, entre otras.
Hoy el culto al "amateurismo" en la Web, la escritura masiva, la información sin chequeo, sin fuentes, sin buena redacción y construcción serian señalados como responsables de parte de la era de fragmentación de las conversaciones y diálogos, desinformación y confusión que reina en buen espacio de la red.
Para los estudiosos e investigadores, la red 2.0 se vio más surcada por "bullshitters (charlatanes) y predicadores, que proclamaron la hegemonía del "amateurismo colectivo" en la web y lo inundaron de bajo nivel de contenidos, imperfecciones, defectos y otras irregularidades, que hicieron también por elevación deteriorar la confianza en otros sectores de poder como políticos, funcionarios, periodistas, medios, empresarios.
Tal como señaló Alejandro Piscitelli, en el prólogo del libro "La inflación lingüística llamada Web 2.0" fueron muchos los mitos que fueron cayendo en estos años respecto a que el uso de las nuevas herramientas y aplicaciones de esta red participativa iban a "cambiar el mundo".
"Entre las maravillas que imaginaban cambiar el mundo se publicitaban los agregadotes de RSS (sindicadores de contenidos), esa fantástica máquina de recuperar información a partir de los tags" señaló Piscitelli para hacer también un paralelo con los "sistemas de votación de posts o noticias" que prometían reemplazar el trabajo de editores y profesionales de periodismo, y marcarles con el poder de la voluntad colectiva el rumbo del interés general.
Más allá del reconocido valor social para los usuarios y también realizadores en la Web de los weblogs. fotologs, facebooks, twitters, flickrs, My Space, delicious, slides, entre otros sitios participativos de texto, video, fotos y mùsica) muchas de las herramientas no resultaron tales maravillas.
Por el contrario son las responsables tal vez de la creación de unas culturas indefinibles y variadas, donde conviven lo "analógico" y lo "digital", donde ya no es conocido el anónimo investigador o el libro de un notable escritor, sino que aparecen en zonas intermedias las habilidades para destacarse por el manejo de estas nuevas herramientas, más allá de los contenidos que puedan aportar a los lectores o usuarios.
Al respecto, Hugo Pardo Kuklinski se refiere en su libro "Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food", se refiere a lo que denomina el "darwinismo digital", al sostener que van a sobrevivir las "mejores herramientas", y ello se extenderá seguramente a las personas, dado que "un individuo que carece de adaptación y aprendizaje en relación a las nuevas aplicaciones quedará postrado en lo obsoleto del "hoy".
Las críticas y valoraciones de la Web 2.0 tienen el eje en la actual era de la "Sociedad de la información", en la que ya no bastaría solo saber leer y escribir para ser considerado un ciudadano alfabetizado, sino saber utilizar las computadoras en forma productiva.
Esta idea, según Wilhelm en "Digital Nation" (2004) apunta a que para ingresar al siglo XXI hay que tener un dominio de las TICs (Tecnologías de Información y Comunicación), aprender los usos más productivos para la educación y aprender a producir o desarrollar las contenidos.
Al respecto tambièn vale destacar que muchos que soñaron con encabezar las visitas a travès de sus pàginas personales o sitios web, se dieron de bruces con la idea, teniendo en cuenta la frecuencia y asiduidad de las consultas tambièn dependerà de las “adjunciones” (vìnculos, visitas, banners) con que cuenta el dueño.
No obstante este pensamiento está a años luz de muchos países, que aún no tienen un mínimo desarrollo de algunas de las tecnologías necesarias al alcance de los habitantes.
Ejemplo de ello, la Web 2.0 consume muchos más recursos de conectividad, banda ancha y memoria de procesamiento en las computadoras, que la Web 1.0 o tradicional.
Según Kuklinski "la carencia de cualquiera de estos tres recursos restringe completamente el consumo de aplicaciones colaborativas y hace retroceder al usuario a formas de navegación lentas, ineficientes, y con escasa interactividad, impidiéndoles integrar las múltiples comunidades en línea existentes".
Otra de las objeciones que se planteó a la Web 2.0 es la proliferación de noticias y editores de las mismas, pocas veces con desconocimiento de nociones de redacción, selección de informaciones, fuentes y chequeo de lo que se publica.
Es el caso que cita Wolton (2000) acerca de la "sobreabundancia informativa" en donde sucede que cuánto más veces se dice una noticia, se repite por más vías o canales termina reconociéndose como una "verdad", más allá de que detrás de ella se escondan intereses comerciales o de otro tipo para difundir reiteradamente la misma especie e imponerla entre los usuarios.
Es ahí donde algunos ya no distinguen entre el conocimiento y el ruido y en donde en definitiva la escasez del rigor periodístico y profesional, es decir la ausencia de postura critica para saber si merece entidad alguna información genera más confusión entre los supuestos "alfabetizados digitales".
Acerca de esta supuesta "indigencia informativa", y la falta de educación y preparación de ciudadanos críticos, Soderqvist y Bard (2003) señalaron que "Nos creamos ficciones y modelos simplificados de cómo funcional el mundo" y además que "vivimos una crónica y perpetua falta de información".
En ese sentido, la rapidez de los buscadores, el uso de las etiquetas o tags y el editor de copias y archivos XML, entre otras herramientas pueden dar la sensación de cierto orden, aunque se trate en el "orden" que crear los grandes "nodos" que desconocen a los verdaderos emisores de noticias críticas.
Paradojalmente, algunos en ese supuesto "orden" se sienten libres de hacer uso de herramientas como serendipity4 que permite la búsqueda y combinación de fuentes de información, es decir la capacidad de "filtrar" información o seleccionarla entre tanta confusión y ruido en la red.
Lo que verdaderamente definiría a un usuario medianamente independiente en la Web, según Sustein, sería contar con la capacidad de elegir libremente con qué materiales entrar en contacto, sin tener que elegir en un variado menú planificado de antemano por otros.

Bibliografía
Alejandro Piscitelli, en el prólogo del libro "La inflación lingüística llamada Web 2.0"
Hugo Pardo Kuklinski se refiere en su libro "Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food”.
Wilhelm, "Digital Nation"
Soderqvist y Bard (2003)
Sustein

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