domingo, 6 de septiembre de 2009

TTC "La Red aùn no da respuestas a la educación y la comunicaciòn"

Por Laura Hojman

BUENOS AIRES, sep 3, 2009- En general los estudiosos y académicos necesitan develar las preguntas básicas de la comunicación, siendo estas “¿Qué ò quién?”, “¿cómo”?.”¿dònde?”, “¿cuando?” y “¿por qué?” en la mayoría de los fenómenos al abordar diversas disciplinas.
Del libro, nacido de la tabla de arcilla y devenido luego en el producto final del papiro, sabemos mucho. Pasaron miles de años y permanece vigente, irremplazable aún por la tecnología a través del libro digital.
Las escuelas se siguen poblando de bibliotecas, las Ferias y exposiciones mantienen y acrecientan su pùblico lector, se abren nuevas instituciones y se presentan campañas privadas y oficiales de fomento de la lectura.
Sin embargo, Internet y su profusa y poco encuadrable red de nodos y enlaces aún es objeto de estudio y análisis, sin que las diversas opiniones, posturas y escuelas puedan definir si se trata de un fenómeno para la educación, la comunicación, para el aprendizaje de la tecnología, para usos personales o, como recurso auxiliar a tareas e investigaciones.
Asimismo su explosión en el crecimiento desde los ’70 y los ’80 en los países desarrollados y a una década y media de su aparición en Argentina, aún impide
efectuar pronósticos ni vaticinios certeros de hacia donde se encauzará –si en efecto ocurre ello.
Tampoco está despejado el interrogante si serán los actuales 1.000 millones de usuarios del mundo quienes marcarán el sello que tendrá la Web, debido a que es imposible estudiar su comportamiento.
Para Dodge, Martín y Kitchin (2001-2002), la preocupación apuntó a que “no existe un mapa de la Red, crece sin parar en nodos y enlaces”, aseguraron para agregar que “nadie sabe exactamente que forma tiene la red” ya que “los que existen son innumerables mapas que buscan delinearla o recorrer sus principales configuraciones”.
El filósofo Alejandro Piscitelli en su discurso “La Web como ecosistema virtuoso/vicioso” presentó en algunos de sus párrafos a Internet como “un desastre exitoso”.
De alguna manera, con diversos matices de uso y apropiación, las computadoras y el acceso a Internet está disponible en hogares, cibers, muchas escuelas, locutorios, en la telefonía móvil, en las laptops y de ahí lo que puede decirse que es exitosa por esta masividad y uso.
No obstante esta penetración no es caótica sino que está bien estudiada por los prestadores del servicio: Se instala en lugares densamente poblados, con vasta existencia de nodos, con usuarios niveles adquisitivos en correspondencia con ello,
Lo que aún no respondió este gigante llamado Web es en parte preocupación de los llamados grupos “memetistas”: ¿Qué hemos inventando?, ¿en qué se puede convertir?, ¿los recursos que circulan, de quien son propiedad?
También hay otros interrogantes a futuro, entre ellos si podrá colapsar la Red, si algún loco “cracker” podrà “desenchufarla” o “cerrarla” y si alguna vez el mundo terminara creando una gran computadora para un fin determinado o será la herramienta que quedará en manos de un grupo de investigadores.
En lo personal creo que Internet se incorporó a mi tarea como un auxiliar imprescindible. Reemplazó a mi computadora manual, me permitió acelerar el tiempo para escribir mis notas, evita el desgaste en las correcciones, es una permanente fuente de archivo de noticias de diarios y agencias y de sitios de Internet.
Me permite además realizar estudios de posgrado a distancia, comunicarme instantáneamente con compañeros y tutores a través de rápidas plataformas, realizar tareas y entregarlas en los portales donde recibimos las devoluciones, mandarnos “mails” y aprender nuevas técnicas y recursos.
Sin embargo, hasta el momento no le encuentro al uso de la Web algún fin educativo. Cuando abordamos los usos de las tecnologías aplicadas a la enseñanza, no percibí que esa serie de recursos como WebQuest, Cacerías, Búsquedas de Tesoro, o las competencias internacionales ThinkQuest fueran en si mismas fuentes de aprendizaje.
Si vi en ellas, a pesar de no ser docente, tal vez una herramienta para hacer más atractiva la clase para los chicos, siempre ávidos de lo nuevo y lo sorprendente y a la vez de organizar un poco también la labor del docente a la hora de trabajar y evaluar.
Además en épocas de generaciones de “nativos de Internet”no es posible escatimar estos recursos, especialmente en escuelas que cuentan con computadoras en las aulas o salas de informática.
Lo que es llamativo aùn es que la escencia y el papel las nuevas tecnologías sean parte del objeto de estudio en los programas para el aprendizaje de ellas. Casi un contrasentido, no es cierto?.

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